Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como campañas oceanográficas

Muestreo de zooplancton (IEO)

Imagen
Aprende con nosotros cómo se toman muestras para la determinación de la abundancia y composición de las comunidades de zooplancton. Grabado en una de las campañas RADMED de monitorización ambiental en el Mediterráneo español del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) .

La roseta oceanográfica (IEO)

Imagen
Solo dos minutos, un pedacito de mi vida en el mar del último año y medio. Hoy, en este vídeo grabado durante una de las campañas RADMED del Grupo Mediterráneo de Cambio Climático del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) os presento a la roseta. Se trata de una herramienta más de esa ciencia silenciosa que nos permite tomar buenas decisiones, tan útil para el presente y para el futuro, tan imprescindible.

Una forma de habitar el mundo

Imagen
Amanece en el puente, auténtico centro neurálgico de todo cuanto sucede en este barco: corazón, cerebro, alma. En esta nueva campaña de monitorización RADMED del Instituto Español de Oceanografía, el mismo mediterráneo que hace unos días nos sacudía con violencia es hoy una planicie de agua. En medio de la nada, en un punto intermedio entre la península y la isla de Menorca, encontramos ayer un resquicio de cobertura telefónica, ese milagro creado por este ser capaz de alumbrar el desastre y la maravilla. ¿Cómo estás? ¿Qué tal va todo? Te echo de menos. Pero eso ya es el pasado y la mar solo deja espacio para el presente. El mismo sol que nos da la vida comienza ya a imponer su dictadura de calor y pesadumbre. La roseta de botellas busca ya un fondo de más de 2000 m e incontable número de años. Mientras, en las pantallas del ordenador, empiezan a surgir líneas de colores que descienden, avanzan de manera temblorosa pero implacable. Temperatura, salinidad, oxígeno disuelto... Como un el

Nueva RADMED

Imagen
Hoy ya es el séptimo día que estamos a bordo del Francisco de Paula Navarro en una nueva campaña Radmed. El viejo buque del Instituto Español de Oceanografía - IEO vuelve a ser la casa durante algo menos de un mes de personas con procedencias, objetivos y maneras de entender la vida muy diversas. Siempre he dicho que el mar une todo aquello  que separan las fronteras, las identidades, los  apegos a imaginarios fragmentos de tierra. Ayer dejamos atrás el puerto de Barcelona y la ciudad condal es ya apenas un recuerdo lejano. Aquí el tiempo avanza de manera diferente a como lo hace en tierra, y se estira, se contrae, se retuerce manteniéndonos en una dimensión aparte, mientras quienes continúan allí siguen con su monótono trasiego de horas y de días. Hasta en eso impone la mar sus propias reglas. Tan solo falta que, al regresar, aquellos a quienes queremos hubiesen envejecido, permaneciendo nosotros igual de jóvenes que a nuestra partida, como en aquella desconcertante teoría del gemelo

Afortunados

Imagen
Hace unos días tuvimos que regresar antes de lo previsto a Palma de Mallorca. La mar, que los marinos conocen igual que una mujer el rostro del hombre que ama según Balzac, no dejaba otra opción. Amenazaba intratable, sin dudas, sin contemplaciones. Un par de borrascas, una por el norte y otra por el sur del archipiélago, nos van a tener al menos 4 días atracados en el puerto de la ciudad que alabaron Chopin, Rubén Darío o Borges. Nuestros datos, nuestras mediciones, nuestra ciencia se quedan en nada cuando Poseidón así lo decide. Me lamentaba de ello cuando descolgué el teléfono para hablar con Pilar Jaén, una de esas pocas personas que con solo unas palabras te levanta el ánimo, te cambia la perspectiva de las cosas. Te mejora. Y hablamos de lo que tuvo que ser vivir una situación parecida para quienes nos precedieron. Aquellos marinos que recorrieron mares igual de traicioneros, igual de terribles, hace 100 o 200 años, como los de nuestra familia, los Jaén. En barcos de vela, constr

Un instante en el paraíso

Imagen
Termina un intenso día de trabajo en la campaña Radmed0422 cerca de Ibiza e incluso en alta mar nos llegan los ecos de la barbarie. Pienso en ello, en que tal vez todos deberíamos tener la oportunidad de mirar a la cara a este mar inmenso, de perder la vista más allá del horizonte. Quizá se diluirían en él los enemigos imaginarios, las afrentas, tanta identidad como arma arrojadiza, tanta patria mal entendida, tanta certeza mal digerida. Todo lo que alimenta a los monstruos y que ellos promueven en un círculo infinito de horror y muerte. A medio camino entre la fascinación y el miedo, tal vez sintiéramos el impulso de echarnos a un lado, de callar, de comprender nuestra finitud, nuestra fragilidad, y volver a lo que de verdad nos hace grandes. Mejorar, crecer, construir, amar. Puede que sea ingenuo, pero pienso que no se pierde nada por intentarlo, quien tenga la posibilidad de hacerlo, dejar por un momento las redes sociales, nuestras dinámicas, nuestros bandos, nuestras inercias. E i

Salpas: el ejército transparente

Imagen
La campaña oceanográfica del IEO, STOCA 202112 continuaba su curso. A bordo del Ángeles Alvariño y dirigidos por el investigador Ricardo Sánchez Leal llevábamos ya unos días navegando los mares del Golfo de Cádiz recogiendo muestras, anotando datos, tomándole el pulso a su corazón de agua. Aquel día, el Atlántico nos azuzaba, nos espoleaba con una furia de siglos. Se desplazaban los taburetes en cubierta como si de la película “Matrix” se tratase. El elegante buque de más de 46 m de eslora parecía, entre sus olas, un juguete. Por eso no pudimos en esa estación sacar el Patín de Neuston, ingenio cuya función es capturar este tipo de plancton, el más superficial, el que habita en la delgada línea que separa el agua del aire y que, a diferencia de otras redes, no se sumerge sino que se desliza por la superficie. Sí empleamos, sin embargo, las Bongo 40 para la captura de zoo e ictioplancton (este último el integrado por larvas de peces). Cual fue nuestra sorpresa cuando, al recoger las mue

STOCA

Imagen
El pasado año 2021 nos regaló en su último mes una nueva campaña oceanográfica: la STOCA 202112. A bordo del Ángeles Alvariño y dirigidos por el investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) Ricardo Sánchez Leal, estuvimos navegando durante 7 días los mares del Golfo de Cádiz. La experiencia ha sido muy enriquecedora, a la vez que muy intensa. Los pocos días con los que contábamos han hecho que se sucediesen cada día un gran número de estaciones (puntos del océano en los que tomamos datos y recogemos muestras). Además, el mar y el invierno nos han puesto las cosas aún más difíciles durante buena parte del recorrido. Encrucijada desde hace milenios de mares y de sueños, epicentro de la exploración de nuevos mundos, el Golfo de Cádiz forma parte junto con el mar de Alborán de un enclave oceanográfico de máxima importancia. En él se produce el intercambio de aguas entre océano Atlántico y mar Mediterráneo.  A esto se añade que los aportes de cauces como Guadalquivir, Tinto

Ojos de buey

Imagen
Desde el ojo de buey de un barco, el puerto de Algeciras parece Nueva York. Es como si algunos lugares nos dotasen de otra forma de mirar, con más magia tal vez. O quizá sean los momentos, las fases en las que la vida nos pasa, nos atraviesa. Porque también en el mismo barco, cuando cae el silencio, los motores suenan como los alaridos de una ballena metálica. Eso me ha llevado a recordar aquellos años en los que preparaba la oposición, aquella a través de la cual entré a formar parte del Instituto Español de Oceanografía (IEO). La ilusión, las ganas de luchar por un futuro, despertar cada mañana con un objetivo, la fe en una meta que veía ahí, a la vuelta de la esquina. Pero también los primeros desengaños, aquellos aprendizajes que sentí como fracasos, la desorientación, las dudas, la falta de oportunidades. Las voces de los que me decían que era imposible, aquellos que, como en el poema de Benedetti, prefieren vivir inmóviles al borde del camino. Tal vez de lo que se trate es de asu

Espías en el abismo

Imagen
La campaña oceanográfica RADMED 0121 del Instituto Español de Oceanografía (IEO)  seguía su curso y, ya en su jornada número 19, el buque Ramón Margalef se adentraba en las aguas del norte de Ibiza. El cielo estaba cubierto por una masa de nubes tan espesa y oscura que cualquier atisbo de luz del sol se antojaba una utopía, un sueño, un recuerdo lejano. El mediterráneo balear parecía el ártico. Alcatraces y gaviotas sobrevolaban el barco y se posaban en la superficie del mar como si fuese un día más. Desconocían que algo diferente se cocía puertas adentro de nuestra gran casa flotante de acero. Un trasiego de científicos, de técnicos y miembros de la tripulación inundándolo todo de cajas, cables y curiosos aparatos ya presagiaban que se iba a llevar a cabo algo más que las rutinarias tomas de muestras. Y esto no era otra cosa que la recuperación y posterior suelta de una línea de fondeo. Hablamos de cuerdas, generalmente de nylon, que suelen ir armadas con sensores oceanográficos para

La costa de los gigantes

Imagen
La mañana había comenzado tranquila y soleada a bordo del Ramón Margalef. Aún maltrechos por el temporal del día anterior, salimos a cubierta a recibir los primeros rayos de sol en la que era una jornada de transición con las miras puestas en las estaciones de la campaña RADMED0121 ubicadas en las aguas de Ibiza. Pero en un momento dado, el gran buque de investigación parece poner rumbo a tierra en dirección contraria. Aparece entonces, aunque aún lejana, la gran mole del Cabo de San Antonio, en Jávea, provincia de Alicante. El capitán había decidido proteger a la embarcación de los últimos coletazos de la ventisca y la furia que nos sacudió apenas unas horas antes. Y es que la bahía de Alicante, por sus enormes acantilados, ha ofrecido desde siempre refugio de muchos de los vientos que azotan el litoral. Ha sido y es costa de gigantes. Incluso sus fondos cubiertos de arena y algas amortiguan las olas de los temporales. Y esto propició desde tiempos muy remotos los primeros asentamient

RADMED

Imagen
De un tiempo a esta parte las cosas suceden tan rápido que apenas tengo tiempo para contaroslas como me gustaría. Como muchos ya sabéis, a finales del año anterior me asignaron participar en una campaña oceanográfica y me he pasado practicamente todo enero navegando. Casi un mes a bordo del Buque Oceanográfico Ramón Margalef, auténtico laboratorio flotante del Instituto Español de Oceanografía - IEO de 46m de eslora. La experiencia desde el punto de vista profesional y también personal ha sido de lo más enriquecedora. Nada que ver con trabajar en el laboratorio en tierra. En el barco aprendes a marchas forzadas, porque el ritmo es de vértigo ya que es necesario coger las muestras antes de que llegue a la siguiente estación en la que la roseta de botellas que veis en la imagen deberá estar perfectamente preparada para coger otras muestras. Te acompañan, además, compañeros que tienen muchos años de experiencia; descubres que hay miembros de la tripulación que pasan la mayor parte del añ

Novedades

Imagen
Se acerca el final del año y vienen NOVEDADES. Muy pronto espero estar en este barco oceanográfico. No os puedo decir, por ahora, nada más. Os informaré.