Espías en el abismo
La campaña oceanográfica RADMED 0121 del Instituto Español de Oceanografía (IEO) seguía su curso y, ya en su jornada número 19, el buque Ramón Margalef se adentraba en las aguas del norte de Ibiza. El cielo estaba cubierto por una masa de nubes tan espesa y oscura que cualquier atisbo de luz del sol se antojaba una utopía, un sueño, un recuerdo lejano. El mediterráneo balear parecía el ártico. Alcatraces y gaviotas sobrevolaban el barco y se posaban en la superficie del mar como si fuese un día más. Desconocían que algo diferente se cocía puertas adentro de nuestra gran casa flotante de acero. Un trasiego de científicos, de técnicos y miembros de la tripulación inundándolo todo de cajas, cables y curiosos aparatos ya presagiaban que se iba a llevar a cabo algo más que las rutinarias tomas de muestras. Y esto no era otra cosa que la recuperación y posterior suelta de una línea de fondeo. Hablamos de cuerdas, generalmente de nylon, que suelen ir armadas con sensores oceanográficos p...