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Mostrando las entradas etiquetadas como Naturaleza

La cueva del tesoro

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Un fenicio enciende una antorcha, la luz deja ver pinturas rupestres y un altar en el que preparará sacrificios en honor a Noctiluca, la diosa de la fertilidad, la vida y la muerte. Parece que lo observa un rostro femenino, pero es una roca que tiene esa forma.  Marco Craso aún no ha sido nombrado cónsul de Roma, ni es socio de Julio César, ni ha reprimido de forma terrible la rebelión de Espartaco. Tan solo es un joven que huye del asesino de su padre y se esconde ocho meses en una cueva frente al Mediterráneo. Corre el siglo I antes de Cristo. Plutarco lo escribe.  Los almohades cabalgan hacia la frontera sur del reino almorávide. Su último emir, Tasufín ben Alí, envía antes de morir sus mejores tesoros a Al Ándalus para que no se los arrebate el enemigo. Estamos ya en el siglo XII. Un fraile ubica siglos después en un manuscrito el tesoro en esa misma cueva. Un explorador suizo decimonónico, Antonio de la Nari, prepara su próxima detonación con dinamita. Está cansado, lleva ya abrie

Carratraca: Ermita-Llanos de Arenalejos

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Bosques con plantas endémicas y curiosas rocas, aguas termales, paredes de cal y palacios del XIX, una de las pocas fondas que quedan en España... Esta es una ruta por uno de los municipios más singulares de la provincia de Málaga: Carratraca. Del árabe carr-altrak, su nombre significa "limpieza de impurezas" y es que, situado alrededor de unas termas naturales, desde tiempos de los romanos se aprovechan sus aguas sulfurosas con finalidades curativas. También fue pueblo minero. Pero hay mucho más. Enclavada en las faldas de Sierra Blanquilla, Carratraca está en una auténtica encrucijada, un cruce de caminos entre la Serranía de Ronda, el Valle del Guadalhorce y la Comarca de Antequera.  Laderas cubiertas de pinares con cultivos de frutales y algún que otro olivar nos dieron la bienvenida al bajarnos del bus. Una hilera de casas de estilo tradicional andaluz bordeaba un monte. Sin embargo, una torre a lo lejos se erigía como la verdadera protagonista: la del Palacio de Trinida

Nueva etapa en el IEO

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  Continuamos con más NOVEDADES: Hace unos días tomé posesión de mi plaza en el Centro Oceanográfico de Málaga del Instituto Español de Oceanografía (IEO). Estoy adscrito al Grupo de Cambio Climático. Un equipo de gente estupenda que, pese a todas las dificultades, no para de sacar adelante proyectos. Esta temporada se presenta cargada de retos y de cosas que contar que, por supuesto, quiero compartir con quienes estáis ahí. En los próximos meses pasarán por este rincón de la red las campañas, los barcos, el fitoplancton, la naturaleza, la ciencia, el mar. Tengo muchas ganas de hacer un DIRECTO para hablar de todo más detenidamente pero tengo muy poco tiempo. Mientras, seguimos por aquí. En contacto. Hasta muy pronto.

"EL ARMADOR DE CASAS RÚSTICAS", NUEVO LIBRO EN BREVE.

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Amigos, comenzamos bien el 2020. Estoy muy feliz de anunciaros que en los próximos meses publicaremos un nuevo libro. "El armador de casas rústicas. Caminando por las provincias de Málaga, Granada y Cádiz" estará editado por Ediciones del Genal y nuestro deseo es que llegue a las librerías en el mes de mayo. Se trata de un recorrido sentimental a través de senderos y caminos de estas tierras enfocado claramente en la soste nibilidad y en la divulgación de sus valores medioambientales, históricos y culturales. Son algunos de mis viajes, mis vivencias, las que he ido compartiendo a lo largo de estos años en redes sociales, en este blog, y que, como dice el poema de Unamuno que les da título, al fin han caído en un libro. En él también podréis encontrar relatos inéditos, que no se han publicado nunca, hijos de anotaciones en viejos cuadernos que han permanecido guardados durante años. Nuevos caminos, o los caminos de siempre con nuevas miradas, naturaleza, lugares insólit

Siempre es bueno ver las cosas desde otras perspectivas

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Nuevos caminos, nuevas miradas, desafíos, lugares insólitos. Y disfrutar de toda la belleza que nos regala esta tierra. # Naturaleza   # Ilusión   # Proyectos   # Futuro

Los lances

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Cuenta la mitología que Hércules, obedeciendo al rey de Tirinto, se enfrentó al monstruo Gerión para robarle sus bueyes y entregárselos al monarca. De regreso, dividió en dos el Atlas para así poder pasar más facilmente, uniendo de esta forma el océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, creando así el Estrecho de Gibraltar. El Estrecho era para los antiguos el límite de lo conocido, el último de los abismos, el fin del mundo, pero se convirtió en una de las rutas de  navegación más importantes del globo y testigo de numerosos episodios de la historia de la humanidad. Hoy, cuando los monstruos son otros, cuando parecemos no conocer límites ni abismos, se nos presenta aún con toda la fascinación, con toda la magia. Las que nos produce contemplar el tránsito de peces y cetáceos bajo sus aguas y de aves en sus cielos. Un homenaje a estas últimas es este sencillo sendero: el de Los Lances. Su nombre hace referencia a la playa homónima por la que discurre, la situada más al sur de toda

Playa de Bolonia

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C uando llegamos, una multitud de bañistas se agolpaban frente a la orilla clavando, cual lanzas en medio de la guerra, sus sombrillas en la arena. Nosotros, sin embargo, no pudimos dejar de caminar, hipnotizados, hacia una gran lengua de oro. Porque el estallido de colores que te regala esta playa, con el turquesa del mar, el azulado del cielo, el verde de las copas de los pinos y el dorado de las dunas, seduce, embriaga, exalta. Y te lleva irremediablemente a andar p ara ver más, para descubrir más, aunque la percepción de las distancias nos juegue una mala pasada y se haga de rogar nuestro destino. Pero merece la pena. Más de treinta metros son los que separan su cresta del suelo, nuestras huellas de su cielo. Treinta metros es la altura aproximada a la que se yergue monumental, frente a nosotros, la duna de Bolonia, en Tarifa (Cádiz). Una duna es un acúmulo de arena fruto de la acción cambiante del viento y del encuentro con diferentes obstáculos, lo que le da un gran dinam

100 días de soledad

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En los últimos años había llegado a perder mi espacio para la liturgia, para el rito, para el reencuentro con uno mismo que supone apagar las luces, habitar el silencio, ocupar el más cómodo de los asientos de la casa y hacer, con el pretexto de una película o de un buen libro, como si parase durante unas horas el mundo. Me propuse recuperar eso y, afortunadamente, encontré hace unos días, esta joya,  perdida entre los programas emitidos por la segunda cadena. La cinta nos muestra el reto del fotógrafo de naturaleza José Díaz, consistente en vivir en su cabaña en el Parque Natural de Redes (Asturias) durante cien días, de manera autosuficiente, desconectado del mundo y su tecnología (sin electricidad, móviles, TV, etc.) y rodarlo sin la ayuda de nadie más. “El frío, el silencio y la soledad son estados que, en el futuro, serán más preciosos que el oro.” “Cada árbol, cada roca y cada arroyo se explican por sí solos, conforman una sinfonía a la que yo no tengo nada que añadir.”

Peñón de Salobreña - Mirador de Enrique Morente

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"La libertad es el arte de vivir." Esta frase del cantaor granadino Enrique Morente acompaña al monumento con forma de silueta dedicado a su figura que corona uno de los miradores más espectaculares que tiene Salobreña. Pero no es allí, en la cumbre del gran roquedo, a pocos metros del castillo árabe del siglo X, donde comienza la ruta que vamos a ver hoy, sino abajo, en las aguas, las mismas que baten otro promontorio: el Peñón. Comenzamos. Fue hasta hace unos siglos un islote, tuvo una importancia estratégica desde el punto de vista militar, lugar de culto para los púnicos y, entre sus recovecos, se han encontrado piezas de cerámica de épocas tan remotas como el neolítico, la edad del bronce o de la del cobre. Toda una joya que será nuestro punto de partida para comenzar a andar en dirección oeste, camino en el que al otro lado del mar no veremos grandes urbanizaciones, ni instalaciones hoteleras que provocan el irreparable impacto en el paisaje como en otras loca

Castillo de Salobreña - El Caletón II

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Descendemos de nuevo desde el Castillo hasta la Calle Cristo, momento que aprovechamos para comer algo y reponer fuerzas antes de iniciar el camino hacia la playa. Lo decimos siempre, aprovecho y lo digo ya: evitad este tipo de caminatas los días de calor extremo y siempre, por favor, calzado cómodo, protección solar y mucha agua. El senderismo es salud o no es nada. Porque para llegar a La Caleta, lugar en el que están las calas d e El Caletón, El Pargo o El Cambrón hay que atravesar aproximadamente 1 hora de carretera por tierras de cultivo, una carretera en la que no hay prácticamente espacio para el peatón, con lo que es necesario extremar las precauciones. Al final de esta aparecen las instalaciones de lo que era la fábrica azucarera que durante décadas fue la base de la economía de los salobreñeros. Lo que viene a continuación es increíble. Tras un estrecho pero breve paseo de piedra bordeando la costa, se descubre El Caletón, una cala tranquila, solitaria, con apenas cuatr