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La cañada del lobo

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Dijo Cézanne que el paisaje se vuelve humano, que se convierte en un ser viviente y pensante dentro de nosotros. Mirador privilegiado a las mejores vistas de la Costa pero también a sus heridas, sus excesos, a los anhelos de quienes la habitaron y habitan, en pocos lugares es esto tan cierto como en La Cañada del Lobo.  Esta es una de las rutas de senderismo más conocidas de la Costa del Sol. Se encuentra en la Sierra de Torremolinos aunque comienza muy cerca del Cementerio Nuevo de Arroyo de la Miel, localidad que pertenece al municipio de Benalmádena.  Nosotros cogimos el bus desde Málaga al municipio torremolinense (M-110) y desde allí otro que nos llevó al inicio de la ruta, a Santángelo (M-124, la penúltima parada). Este se encuentra muy bien señalizado, existiendo un cartel que indica la dirección hacia el antiguo albergue de la Cañada del lobo junto a paneles informativos acerca de qué ver en la zona. Ya desde el principio del recorrido se hace notar su pendiente que es práctica

Camí de Menorca

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Cuando salimos del hotel, en Ciudadela, nos disponíamos a coger un taxi que nos llevara hasta Cala en Turqueta. La falta de disponibilidad de los mismos, de la que nos alertó el recepcionista, nos hizo cambiar de planes: tomaríamos un bus hasta Cala Galdana y desde allí haríamos, en dirección contraria a la oficial, la etapa 13 del Camí de Cavalls. El Camí de Cavalls es, para los amantes del senderismo, el Sendero de Gran Recorrido 223 (GR-223). Un camino de 185 Km que recorre la isla de Menorca, del archipiélago español de las Islas Baleares, a lo largo de 20 etapas. Pero es mucho más que eso. Es historia, remontándose su origen a 1330, cuando el rey Jaime III ordenó a sus caballeros defender la isla vigilándola con caballos armados. Es un escaparate fantástico a la riqueza cultural, arqueológica, geológica, biológica y paisajística de una isla declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO por su modelo de desarrollo sostenible. Es el resultado de una lucha de años por parte de c

Las 7 fuentes de Casabermeja

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El agua es el principio de todo, dijo el filósofo de la antigua Grecia Tales de Mileto. Y es que el líquido elemento ha jugado un papel fundamental en la historia de la humanidad. Desde tiempos inmemoriales, el ser humano buscó los manantiales, se asentó sobre ellos, al abrigo de sus cuevas. Aprendió con los siglos a poner el agua a su servicio, a superar distancias, a dar de beber al ganado, a comerciar con ella incluso, a abastecer lugares que consideraba óptimos para su asentamiento. Llegó a encontrar la paz interior con sus mágicos sonidos, a abrazar con sus paisajes la poesía, la pintura. Las fuentes son el vestigio, el recuerdo. Centinelas que nos retrotraen a tiempos en los que los trayectos se hacían eternos, en los que apretaba el calor tórrido del estío, en los que siempre era bienvenido un trago al borde del camino. Enclavada en los Montes de Málaga, a apenas 20 km. de la capital, Casabermeja es la vía de entrada a un laberinto montañoso de olivos, almendros y matorral medit

Picapedreros-Boticario I.

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Siempre he defendido que no hace falta ir muy lejos para disfrutar de la naturaleza, ni tan siquiera un vehículo propio, ese artefacto al que nosotros mismos le hemos dado la categoría de imprescindible y que causa tantos problemas. Si estás en Málaga, tan solo tienes que coger el bus que lleva a Ciudad Jardín, bajarte en la última parada y andar unos 10 minutos en dirección norte para encontrarte con los montes de Málaga en todo su esplendor. Nada más, eso y tener ganas de pasar un gran día de campo. Se trata de la ruta Picapedreros-Boticario. Esta comienza cuando, tras dejar atrás una serie de edificaciones, aparece el cartel indicador de que nos encontramos en el Parque Natural Montes de Málaga. Con él empiezan a darse cita los  pinares con los que se repobló en los años 30 del pasado siglo para retener  los suelos de estos montes devastados  por  talas tremendas y evitar de este modo las  riadas que con frecuencia castigaban a la ciudad  de Málaga. Estos no son los restos

El Río de la Miel (Algeciras)

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¿Qué pensaríamos si nos hablan de zonas de vegetación que han permanecido intactas desde el Terciario? ¿De bosques de galería húmedos y umbríos que han desaparecido de la práctica totalidad del continente europeo? ¿De gargantas angostas en las que sorprendernos con un paraíso de musgos, líquenes, helechos y arbustos relictos como el Rododendro? Seguramente la imaginación del lector volaría rápido hacia los bosques de regiones tropicales, a las grandes selvas, quizás, lejanas e inexploradas por el hombre blanco. Pues no, todas esas maravillas están tan cerca de nuestra civilización que desde la localidad de Algeciras apenas 20 minutos en bus (sigamos desmontando el mito de que para ir al campo, para ver campo, hacen falta enormes vehículos 4x4) nos separan de ellas. Son sólo algunos de los elementos de la naturaleza que podemos disfrutar en el Parque Natural de los Alcornocales y más concretamente en la Ruta del Río de la Miel. Tenemos que empezar en la Barriada del Cobre (Nos