Camí de Menorca

Cuando salimos del hotel, en Ciudadela, nos disponíamos a coger un taxi que nos llevara hasta Cala en Turqueta. La falta de disponibilidad de los mismos, de la que nos alertó el recepcionista, nos hizo cambiar de planes: tomaríamos un bus hasta Cala Galdana y desde allí haríamos, en dirección contraria a la oficial, la etapa 13 del Camí de Cavalls.

El Camí de Cavalls es, para los amantes del senderismo, el Sendero de Gran Recorrido 223 (GR-223). Un camino de 185 Km que recorre la isla de Menorca, del archipiélago español de las Islas Baleares, a lo largo de 20 etapas. Pero es mucho más que eso.

Es historia, remontándose su origen a 1330, cuando el rey Jaime III ordenó a sus caballeros defender la isla vigilándola con caballos armados. Es un escaparate fantástico a la riqueza cultural, arqueológica, geológica, biológica y paisajística de una isla declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO por su modelo de desarrollo sostenible. Es el resultado de una lucha de años por parte de colectivos sociales que, frente al poder político, supieron ver la importancia de conservar un patrimonio social de tantísimo valor.

De todas las etapas (que pueden realizarse a pie, a caballo o en bicicleta) elegimos la 13, por pasar por cuatro de las más famosas y bellas calas de la isla, siendo un recorrido fácil (de algo más de 6 Km y 2,5h) que puede llevarse a cabo en agosto, mes de nuestro viaje. Si bien, recomendamos otras épocas del año para evitar altas temperaturas y aglomeraciones.

El bus a Ferreries nos dejó en el Puerto de Cala Galdana. Esta se encuentra en la salida natural del imponente Barranco d’Algendar. Son estos, los barrancos, los de la parte central del migjorn menorquín, los otros grandes protagonistas del recorrido, la otra cara de la moneda de las calas, los cortes abruptos que en la tierra nos hacen pasar de zonas planas, de matorral, de bosque, en cuestión de metros, al universo húmedo y sombrío de las bañadas por el mar. Los creadores de un contraste fascinante.

Galdana es una cala con todo tipo de servicios y también muy urbanizada, lo cual le ha hecho perder parte de su innegable belleza. Un enorme hotel incrustado en el acantilado forma ya parte del paisaje y de la historia de nuestro peor urbanismo. También es puerto de pequeñas embarcaciones.

No obstante, disfrutamos de la playa un par de horas y, en mi caso, de la sombra de los pinos de un camping muy bien acondicionado en el cual aprovechamos para comer algo. Tras cruzar un puente nos dirigimos hacia la derecha (mirando al mar) lugar en el que con un escarpado ascenso da inicio la ruta.

Y miras el mar y ves los mástiles de los veleros como ordenadas lanzas esperando una guerra que no tendrá lugar nunca. Un acantilado te recuerda al nerjeño Balcón de Europa en tiempos pretéritos. El viento agita las copas de los pinos y de los acebuches, porque el tiempo ha sido benévolo.


Lugar de la llegada del bus

Cala Galdana

Puerto Deportivo

Galdana desde el puente

En el inicio del primer ascenso

Vista de Galdana desde el primer ascenso

Continuamos el recorrido. Dejamos a un lado el mar para adentrarnos en un territorio más seco de pinos y monte bajo de brezo, romero, jara. Hay que decir que la señalización de la ruta es excelente, con gran cantidad de postes indicativos que hacen practicamente imposible la pérdida. Algunos de ellos, con un ojo dibujado, avisan de la cercanía de miradores que no deberemos dejar pasar.

En esta parte del sendero nos sorprendieron unos interminables muros de piedra. Es la llamada Pared Seca. Como en un juego de construcción gigantesco, miles de piedras permanecen ensambladas, desafiando el paso del tiempo, sin ningún elemento que las una, más que su propia geometría. Muros levantados desde tiempos prehistóricos, aprovechando la abundancia pétrea del terreno, para proteger los cultivos del viento, para guardar el ganado, como defensa en guerras.

2,5 Km después del inicio y tras bajar unos 215 escalones llegamos, al fin, a la primera de las calas casi vírgenes del recorrido, Cala Macarella. Una gran masa verde de pinos parece que se abalanzara sobre una exigua franja de playa, sobre su arena blanca, queriendo abrazar uno de los últimos paraísos.

Una cría de gaviota patiamarilla salió a nuestro encuentro. Nos dimos un chapuzón y continuamos, bordeando la playa hasta llegar a la gran escalera de piedra que nos permitirá disfrutar de las vistas más espectaculares: la de las calas Macarella y Macarelleta. También de una vegetación diferente, más resistente a la salinidad, con representantes como el hinojo marino y la siempreviva azul. En los barrancos está presente la encina.

“Azul, sin mácula, como si acabaran de crearlo esta misma mañana” escribió Haruki Murakami refiriéndose al cielo. Bien podía haberse inspirado en el mar que se contempla desde estas altitudes.

Llegas a Macarelleta, deliciosa, como protegida por un peñasco y piensas en lo que tiene este paisaje que pareciera que en él hasta las piedras cobran vida. Como una enorme desprendida, casi partida en dos partes iguales, en el siguiente tramo más oscuro, más selvático y menos transitado.

2,5 km después de la anterior llegamos a Cala Turqueta ya caída la tarde. Quizá la más virgen, ideal para descubrir sus fondos submarinos con snorkel, la más turquesa, si bien no es ese el origen de su nombre como mucha gente piensa sino que este se remonta a las incursiones de piratas turcos.

Poco más para llegar al final del recorrido. Tras este y para coger el bus hay que ascender una cuesta que, tras la ruta, se hace algo empinada y añade unos metros al kilometraje oficial. Pero son solo 15 minutos.

Una ruta que lo tiene todo: calas paradisíacas, barrancos abruptos, monte mediterráneo, historia, cultura. De trazado accesible y para todos los públicos. La isla, prácticamente, en un sendero. Uno de los muchos del Camí de Menorca.

**Aprovechar para agradecer la generosidad de Tomeu, del kiosko del parking de Cala Galdana, cuyo establecimiento recomendamos, que nos acercó hasta Ciudadela concluido el recorrido y llamar la atención acerca del, a nuestro juicio, claramente insuficiente servicio tanto de bus como de taxi, al menos en agosto de 2021. Una isla Reserva de la Biosfera merece una red de transporte público de calidad acorde a los criterios de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente que muchos visitantes demandamos.

Señalización

Cala Macarella
                                     
Macarella desde lo alto

Cala Macarelleta

Pared Seca


Cala en Turqueta





Comentarios

Entradas populares de este blog

Salpas: el ejército transparente

La cañada del lobo

El armador aquel...