Cartagena: Sendero Azul

“Jamás vi un paisaje tan asolado y agreste” escribió Hans Christian Andersen sobre Cartagena en su obra “Viaje por España” allá por 1862. El popular escritor danés hacía realidad su sueño de visitar un país que formaba parte de su imaginario desde niño y la histórica ciudad naval fue una de sus paradas.

La Cartagena del siglo XXI poco tiene que ver con la de aquella España decimonónica deprimida tras décadas de guerras y atraso. Al contrario, a mí al menos me pareció una ciudad moderna cuyo no muy extenso casco histórico está cuidado con esmero y en la que se puede encontrar una oferta cultural de museos de gran interés.

Pero pienso que, al igual que ocurre a las personas, también las ciudades a veces dejan entrever lo que fueron. Como si ese pasado quedase oculto en algún pliegue de su relieve, en algún rincón del tiempo, aprovechando cualquier momento para mostrarse, sin nadie saber muy bien cómo ni porqué.

En ello pensaba cuando me situé frente a la chimenea de Peñarroya. En la ladera de un monte abrupto y yermo, el Cabezo de San Pedro, aún continúa en pie recordando su papel contra la contaminación en la Cartagena degradada de los 80. Hoy es apenas un armazón de hormigón amenazado por el abandono.

Igual que hace 160 años. “En las montañas hay minas de plata y en el valle crece el esparto” continuaba el danés. Y chimeneas. Y depósitos cubiertos por el óxido que vamos dejando atrás como todo lo de nuestro pasado. Todo lleno de fantasmas.

Pero no es aquí dónde comienza la ruta, sino en un lugar mucho más agradable: el Puerto Deportivo del Real Club de Regatas. Un recorrido por el Paseo de Alfonso XII nos permitirá disfrutar de edificios modernistas y es que Cartagena forma parte de la Ruta Europea del Modernismo.

Pronto, los mástiles de los veleros van dando paso a las embarcaciones más modestas que rodean el edificio de la Lonja, sede de la Cofradía de Pescadores y dónde se subasta el pescado. El día es soleado y su blanco rematado por azules bordeando puertas, ventanas y tejado le dan una gran vida.

Como toda la que hay en Cartagena, cuyo destino desde el siglo III a. de C, ha estado estrechamente ligado a su puerto. Su bahía ha hecho posible que numerosas civilizaciones parasen aquí para protegerse de vientos y temporales.

"Con esto poco a poco llegué al puerto
a quien los de Cartago dieron nombre,
cerrado a todos vientos y encubierto
y a cuyo claro y singular renombre
se postran cuantos puertos el mar baña,
descubre el sol y ha navegado el hombre".

Ya lo escribió Cervantes, en su Viaje al Parnaso.

Fue su naturaleza de refugio lo que propició la creación de su base naval y su arsenal tras ser designada Departamento Marítimo del Mediterráneo en el siglo XVIII por Felipe V. Porque Cartagena es una sucesión de baterías, murallas, castillos y otros hitos para su defensa. En esta ciudad milenaria, aún resuenan los estruendos de viejas batallas sin necesidad de pisar tierra. Su mar es uno de los mayores cementerios submarinos del mundo.

Pero lo militar se entremezcla también con grandes grúas que empiezan a asomar sus largos cuellos como viejos dinosaurios de acero. La más imponente es la Sansón, de 100 toneladas, que jugó un papel importante en la elevación y transporte de cargas en el pasado siglo. Recuperada con acierto, a mi juicio, en una rotonda, forma parte de un patrimonio industrial que nunca debería desaparecer.

Es aquí dónde el paisaje se vuelve más inhóspito, con sus chimeneas, sus muros llenos de pintadas, su aridez y su abandono. Tan solo unas pinceladas de arte urbano dan un poco de alegría. Tras ellas un tropel de contenedores esperan en el Puerto. Cae un sol de justicia. Me pongo mis auriculares. El Sr. Chinarro de su etapa triste me parece, en este lugar, aún más triste.

A partir de entonces, el camino se bifurca: a la derecha, el muelle de La Curra; hacia la izquierda, el que tenemos que tomar para llegar a Cala Cortina.

Es el lugar en el que empiezan las baterías: se trata de fortificaciones militares de artillería pesada situadas en la costa para la defensa frente a las incursiones del enemigo. En su mayoría del siglo XVIII, son vestigios de un tiempo en el que cañones y morteros decidían una batalla y dejaron de ser útiles cuando estos fueron reemplazados por las máquinas y el ataque por mar y tierra por el aéreo. Las de San Leandro, San Isidoro y Santa Florentina y las de Santa Ana con sus laberintos de túneles y galerías son buen ejemplo de ello y además están siendo rescatadas de siglos de ruina con una restauración que ahora no permite visitarlas pero que se hace a todas luces necesaria.

Y para el final, el broche de oro, la merecida guinda a esta agradable y sencilla ruta: Cala Cortina. Considerada en ocasiones como una de las mejores playas de España, sus 210m la convierten en un paraíso inigualable e inesperado en la última curva del camino.

También su arena gruesa, su aguas cristalinas, la imponente presencia de la batería de Santa Ana a lo lejos, su azul. Y en el mar peces voladores, sargos, chafarrocas, pargos, corales y pulpos. Y Posidonia. Como en lo alto, bosques de cipreses, cornicales, sabinares. Puro Mediterráneo. La Costa Cálida en todo su esplendor. Belleza, y además todos los servicios necesarios para disfrutar de una playa que ya al atardecer, sin el calor ni las aglomeraciones se revela como un auténtico regalo.

Llego hasta una segunda parte de la cala aún más recóndita y disfruto del atardecer. Pero tras este toca emprender el viaje de regreso antes de que caiga la noche. Se ven a lo lejos la ciudad y el Puerto. Y miro el mar, otra vez el mar. Y lo único que me entristece es pensar en que pronto la abandonaré. “En ella soñé que caminaba por las profundidades del mar, entre extrañas plantas de exuberante fronda como sus palmeras”. Porque esta ciudad de ensueño también es Cartagena, porque esto también lo escribió Andersen.


Puerto de Cartagena

Busto de Carlos III  

La Lonja

Grúa Sansón

Chimenea Peñarroya

Arte urbano


Batería de Santa Ana Acasamatada

Batería de San Isidoro y Santa Florentina

Cala Cortina

Cala Cortina
Sendero al regreso




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