Aquella mañana la bahía de Palma era una chispeante bandeja de agua, un tranquilo pero alegre juego de luces de un sol perezoso, una colección de embarcaciones de todo tipo puestas en fila como esperando turno. "Bellver" (Bella vista en catalán antiguo) se llamaba el castillo que íbamos a ver. Y entendimos por qué. Era temprano, habíamos decidido la noche anterior que nos levantaríamos a primera hora para evitar el calor extremo y así lo hicimos. Palma era una brisa ligera y agradable, un oasis en el verano más cálido desde que hay registros. Era temprano, sí, tanto que el Castillo de Bellver aún estaba cerrado. Para llegar hasta allí se pueden seguir varios senderos, el que entra por el parque de Sa Teulera, el del Polvorín, el camino de los prisioneros, el de la Bruja Juana o el de las canteras, en cuya base se encuentran las instalaciones de la Policía Montada del parque. Y en ese entramado de caminos, rampas y pendientes podremos encontrar también un parque infantil, un ...
El pasado día 22 de noviembre, los escolares del I.E.S. “Las Viñas”, de Manilva recibieron la visita de personal del Centro Oceanográfico de Málaga en el que tuve el placer de encontrarme y de la Liga Naval Mar de Alborán, acompañados por la delegada de Medio ambiente del Ayuntamiento de Manilva. El objetivo fue trasladar a los menores en qué consiste el proyecto "Alborán Azul". El Grupo mediterráneo de Cambio Climático del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), ha puesto en marcha, junto a la asociación deportiva y cultural Liga Naval Mar de Alborán, el proyecto "Alborán Azul" cuyo objetivo es monitorizar semanalmente las aguas de la provincia de Málaga para vigilar su estado medioambiental y analizar los efectos del cambio climático.
Me encuentro en el Museo Marítimo de Barcelona. El viejo buque oceanográfico Francisco de Paula Navarro permanece atracado en el puerto, el calor aprieta y Las Ramblas es un bullicioso hormiguero, un caudaloso río de turistas que no desembocan en ninguna parte. Pero aquí dentro se está de maravilla. Del siglo XIII, cuando las Reales Atarazanas de la Corona de Aragón fueron las más grandes del mundo, el edificio sorprende, impresiona, sobrecoge. Con sus arcos de sillería gigantescos se siente uno como Jonás, en el vientre del gran mamífero marino. Y con todo tipo de material sobre la mar y los barcos y aquellos que los habitaron desde los tiempos más remotos de la historia. Como por ejemplo, esta réplica 1:1 de la Galera Real, auténtico monstruo de los mares similar en tamaño a nuestros aviones intercontinentales que fue construido en estas atarazanas y que como expresión del poderío militar de la época llegó a participar en la batalla de Lepanto. Una de...
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