El ailanto: un peligro real, una estrategia equivocada.


Siempre he considerado un privilegio vivir en la zona limítrofe con nuestro Parque Natural Montes de Málaga. He tenido varios domicilios en mi vida sin moverme de ese entorno. Abrir cualquier ventana o salir a la calle viendo la gran silueta verde de su masa arbórea me tranquiliza, me inspira, hace en definitiva mi mundo más habitable. Quizás eso lo haga a uno más receptivo a estar vigilante con las amenazas, como quién intenta salvar del naufragio los restos de un mundo que desaparece.

Podríamos hablar de incendios, podríamos hablar de presión urbanística, pero hoy toca hablar de especies invasoras. Creo que es un peligro invisible, silencioso para mucha gente, no tan identificable, no tan certero como los otros dos y precisamente por eso es necesaria un mayor esfuerzo de divulgación y, cómo no, de precaución.

El elemento alóctono que nos trae hasta aquí es el Alianto, Ailanthus altissima. Originario de China y conocidísimo por habitar en lugares abandonados, taludes de carretera o solares, en los últimos años algunos autores han venido alertando de que se ha convertido en toda una plaga. Me consta que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha realizado acciones de eliminación en Montes de Málaga enmarcadas en su Programa Andaluz de Control de Especies Exóticas Invasoras mediante la inyección de un herbicida sistémico en el tronco (Ver noticia) (si bien no he podido constatar que se hayan dado con posterioridad a 2009). Lo que creo que es dificilmente comprensible es que a la vez que se invierten recursos en su eliminación se permita a nuestro alien andar como Pedro por su casa no ya por zonas cercanas, sino por zonas que están a las puertas del mismo Parque Natural.

 Vamos a ver: En primer lugar estas fotografías las he realizado en lugares por los que habitualmente paso. No he hecho una búsqueda exhaustiva del Ailanto perdido. En esta primera imagen vemos un solar de la Calle Puerto Parejo en el cual unos alargados troncos de Ailanto empiezan ya a volver a la vida tras el duro invierno. Parecen lanzas que se clavan en el costado de la biodiversidad malagueña.



La segunda es de un solar que es todo un clásico de la Calle Cristo de la epidemia por la de años que lleva allí (Podríamos hablar de la pésima imagen que causan ciertos lugares a pocos metros del circuito turístico del casco histórico, Picasso y demás, pero no es tema de este blog). Me he tomado la libertad de rodear con círculos rojos los troncos aún invernantes para aquel lector no familiarizado con nuestro invasor.


Y la tercera es la mejor (o peor) por ser la más significativa. Un solar en Calle Victoria, al lado del colegio Maristas, tras el que puede verse (sí, habéis acertado) la imagen del Parque Natural Montes de Málaga.


Si nos acercamos y hacemos una foto más cerca ahí lo tenemos: el Ailanto.

 
Quizás algunos piensan que un árbol invasor es selectivo como un sobre de Bárcenas o un ERE andaluz, que se lee los anexos de la Consejería sobre límites de los Parques Naturales, que ha sido educado en colegio de pago y pide permiso antes de pasar. Y si alguien me explica que esto es producto de la falta de comunicación y trabajo en equipo entre administraciones de distinto signo político, en este caso Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Málaga, peor. Puertas al campo, nunca mejor dicho.

Y esta es la “ficha policial”, 6 páginas para no perderse detalle, el pdf del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del Catalogo español de especies exóticas invasoras sobre el elemento. Fichado a nivel mundial, europeo, nacional y regional. Cuenta su modus operandi y también cómo combatirlo. 

Resumo: Debido a su rápido crecimiento y a sus efectos alelopáticos, desplaza a la vegetación natural preexistente o dificulta su regeneración; es muy difícil de eliminar una vez que se ha establecido, persistiendo a veces incluso después de la tala, quema o tratamiento con herbicidas; altera el funcionamiento del ecosistema forestal, aumentando las tasas de paso en el ciclo de los elementos y en la disponibilidad de nutrientes; en las áreas invadidas se ha observado como el contenido total de nitrógeno del suelo aumenta, disminuyendo el cociente C/N, además de aumentar el pH del suelo; produce toxinas en hojas y corteza, que al acumularse en el suelo inhiben el crecimiento de otras especies; su sistema radicular y sus rebrotes persisten durante mucho tiempo; en Andalucía afecta a las especies de formaciones vegetales autóctonas típicas de márgenes de ríos, especialmente a Alnus glutinosa, Fraxinus angustifolia, Ulmus minor o Celtis australis; puede alterar la disponibilidad de alimento para los herbívoros; puede producir daños en el alcantarillado y en los cimientos de los edificios; las hojas y las flores, sobre todo las de los ejemplares masculinos, despiden un olor fétido. 

Somos unos privilegiados, Málaga es una de las provincias de mayor bodiversidad de España e incluso de Europa. 23 Espacios Naturales en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, dos humedales en la Lista de Humedales Ramsar, tres espacios en la Red de Reservas de la Biosfera y un espacio en la lista de Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM) así lo corroboran. El ailanto puede hacer menguar considerablemente todo eso. Me consta, repito, que se están realizando esfuerzos e invirtiendo recursos, que hay grandes profesionales detrás de ello. No dejemos, por favor, que un invitado inesperado nos amargue toda la fiesta.


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