Bosque Vertical de Milán: Bosque Vital

En abril de 2007, el arquitecto Stefano Boeri (Milán, 1956) viajó a Dubái. De la capital emiratí dijo que se trataba de una «ciudad mineral, hecha de decenas de nuevas torres y rascacielos, todos revestidos de vidrio, cerámica o metal, todos ellos reflejando la luz solar y por tanto generando calor en el aire y sobre todo en el suelo, habitado por los peatones». A partir de entonces tuvo clara la idea: proyectaría «dos torres revestidas no de vidrio, sino de hojas [...] de vida».

Cuando decidimos ir a Milán, Italia, a principios de este año sabíamos que el  Bosco Verticale era una de nuestras citas imprescindibles, que no nos lo perderíamos ni aunque diluviase, y de hecho fuimos paraguas en mano en uno de los días más lluviosos de los últimos meses según el servicial taxista que nos llevaría horas después al aeropuerto.

Y no nos decepcionó: sus dos torres, de 80 y 112 metros, albergan 480 árboles grandes y medianos, 300 árboles pequeños, 11.000 plantas y 5.000 arbustos, el equivalente, sobre una superficie de 1.500 m2, a 20.000 m2 de bosque. La elección de los tipos de plantas se hizo por un grupo de botánicos buscando su adaptación a la exposición al sol de la fachada en cada época del año. Habitan estas torres encinas, perales, madroños, robles, retamas, granados o plumbagos. Y todo ello en un entorno agradable encontrando a su salida jardines y zonas de juegos para niños.

Il Bosco Verticale, diseñado por los arquitectos Stefano Boeri, Gianandrea Barreca y Giovanni La Varra del estudio Boeri Studio, es una urbanización residencial sostenible: una apuesta por la reforestación metropolitana, la regeneración del medio ambiente y la biodiversidad urbana sin la necesidad de expansión urbana en el territorio. 

Y sobre todo es, en el contexto de emergencia climática debido al calentamiento global en el que nos encontramos, un aliado en la absorción de CO2 (19.000 kg/año), la producción de oxígeno (18.980 kg/año) y la reducción de la contaminación y del consumo de energía por microclima (aprox. 2 grados menos que haría innecesario el uso de equipos de aire acondicionado).

Estuve durante un año trabajando en un proyecto de arquitectura sostenible y techos verdes y conozco de primera mano las dudas que surgen cuando hablamos de proyectos de este tipo. ¿Cómo soportará el peso la estructura del edificio? ¿Y las humedades provocadas por el riego? Decir en este aspecto que cada uno de los recipientes en los que se plantan los vegetales ha sido diseñado para controlar el crecimiento de las raíces, que para anclar las plantas se ha recurrido a sólidos bastidores de acero soldado para soportar la carga y que el riego se realiza mediante un sistema de goteo centralizado con agua que no es potable sino recuperada de las aguas grises producidas por el edificio o de la falda acuífera. Además, se llevaron a cabo pruebas de resistencia en un centro especializado en huracanes en Miami.  

Respecto al mantenimiento, me encantaría ver a los «Flying Gardeners», un equipo especializado de escaladores que, dominando técnicas de montañismo, descienden de la cubierta una vez al año para realizar la poda, controlar el estado de las plantas, reponerlas, etc.

Es un proyecto ampliamente reconocido en la escena arquitectónica internacional habiendo ganado los premios International Highrise Award al rascacielos más bonito del mundo y el del Consejo de Edificios  Altos y Hábitat Urbano, auspiciado por el Instituto de Tecnología de Illinois de Chicago al «rascacielos más bello e innovador del mundo». La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático 2015 además lo puso como ejemplo de «desarrollo urbano virtuoso y exportable», haciendo así que este experimento fuera replicado también en la ciudad china de Shijiazhuang.

Es la síntesis perfecta entre innovación y tradición, sí, porque Il Bosco Verticale es tardío pero fiel heredero de los Jardines Colgantes de Babilonia, construidos en torno al 590 a. C. por el rey Nabucodonosor II o de la Torre Guinigi de Lucca, del siglo XIV y bebe de inspiraciones literarias como la novela “El barón rampante” de Italo Calvino, donde el protagonista decide vivir en los árboles durante toda su vida.

Los bosques verticales aumentan la biodiversidad, crean ecosistemas urbanos en los que la vegetación termina siendo colonizada por aves e insectos. Más de ellos crearían una interconexión de espacios de crecimiento espontáneo de biodiversidad que revolucionaría la forma en que vivimos creando entornos urbanos más saludables.

Cortázar dijo que lo verdaderamente nuevo da miedo o maravilla. Ojalá seamos capaces de dejar a un lado el miedo y maravillarnos por todo lo que suponga progreso y mejora de la calidad de vida en nuestras ciudades como este bosque vertical, bosque vital.










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