Cambio climático: Ya está aquí.
















Hace una semana mi adorada ciudad de Santander pedía la declaración de zona catastrófica al estado por un temporal que se ha hecho notar con olas de hasta 13 metros, en Galicia perdía la vida una persona, en esos mismos días los daños en toda la cornisa cantábrica han sido inmensos. Al otro lado del océano, una nueva tormenta ha obligado a la cancelación de 400 vuelos en Toronto (Cánada) y ha provocado numerosos accidentes de carretera. Recordemos los records que ha batido el frío y las tormentas en EEUU dejando temperaturas de hasta 50º bajo cero y 16 muertos al inicio de este año.

Podríamos seguir enumerando fenómenos: Austria, Eslovenia, Perú. Seguro que nos olvidamos de alguno. Y sí, estoy seguro de que si estudiamos todos y cada uno de ellos por separado nos encontraremos con alguna estadística que nos diga que tal o cual evento ya sucedió una vez hace veinte años o hace cincuenta, que el hecho de qué ocurra tal pico de temperatura o de precipitaciones no es habitual pero sí normal. Está bien, hay que ser riguroso, no se debe echar la culpa al cambio climático de las cosas a la ligera. Me parece un enorme error, no obstante, analizar eventos de esta magnitud por separado, creo que si enfocamos tanto nuestra visión nos estamos perdiendo muchas respuestas que solo se alcanzan a nivel global.  ¿Es probable que por azar todos estos acontecimientos ocurran en tan poco espacio de tiempo y en regiones tan diversas del planeta? Muy poco probable, por no decir nada probable.

Sigamos viendo cosas: La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration NOAA) nos explicaba hace poco qué es el vórtice polar. Para resumir, el vórtice polar es un sistema de baja presión que se cierne sobre el Ártico en invierno. Cuando el vórtice polar es fuerte,  actúa equilibrando la parte superior del Polo Norte. ¿Qué ha pasado a principios de enero de 2014? Un evento de calentamiento en la estratosfera debilitó y rompió el vórtice polar, permitiendo  que fragmentos de aire frío salieran fuera del cuenco hacia latitudes medias, en el centro y este de EE.UU.

Lo que es lo mismo, menos hielo y temperaturas más cálidas en el Ártico en otoño traerán consigo un vórtice más débil y mayores escapes de aire frío hasta latitudes antes impensadas. Es la gran paradoja: el calentamiento global provocaría frío. Esto es, por ahora, algo impredecible y que traería consecuencias catastróficas. Sobre todo fenómenos muy extremos, Es lo que ha dicho recientemente el asesor de Ciencia y Tecnología del presidente estadounidense Barack Obama, John Holdren “en el futuro se puede esperar que, como resultado del calentamiento global, se verán más fenómenos de este tipo y olas de frío en las latitudes medias y más olas de calor en las latitudes más al norte.”

¿Podemos hacernos una idea de lo que está por venir? Tal vez no, puede que las previsiones se equivoquen. Por eso es mejor ver lo que ya está pasando. Hemos pasado de unos 100-150 episodios catastróficos en la década de los 70, a unos 250-300 en la de los 90, según explica Antonio Cendrero, Catedrático de Geodinámica de la Universidad de Cantabria, “el número de grandes desastres se ha multiplicado por nueve, algunos no relacionados con una posible intervención humana, pero otros sí." Cendrero añade que la cifra de pérdidas se ha multiplicado por 25. El Informe Stern, impulsado por el Gobierno británico para evaluar económicamente el impacto de este fenómeno, afirma que 3 de cada 4 catástrofes naturales son de origen hidro-meteorológico.  Según Cruz Roja, de la comparación entre los datos de la década (1997-2006) y los datos de la década anterior (1987-1996) se desprende que el número de desastres aumentó un 60%. En solo 2.013 las perdidas económicas fueron de 125,000 millones de dólares en todo el mundo.

Podríamos seguir indicando datos, pero creo que con esto nos hacemos una idea de ante lo que estamos. Si es irresponsable ignorar esta realidad más lo es aún negarla como se sigue haciendo desde algunas tribunas. “Ideológico” dijo un tertuliano de un conocido programa de debate político en televisión acerca del cambio climático. “Ideológico”.

No estamos ante un problema sin solución. Se han descrito detalladamente las acciones contra el cambio climático. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es la principal y aunque estamos ante un problema de escala planetaria, las instituciones regionales y locales disponen de competencias para combatirlo. Según el MARM, comunidades autónomas y ayuntamientos pueden contribuir hasta en un 40% en el cumplimiento de los objetivos fijados para reducir las emisiones de CO2.

Todos estos datos están ahí. Y muchos más que harían este post mucho más extenso. Y sin embargo, un vistazo rápido a nuestras redes nos muestra una escasa preocupación por el cambio climático. Sí preocupan mucho la ley del aborto, la declaración de la infanta y mil cuestiones más que serán, si no ponemos remedio, arrasadas por las olas. Puede que no sea significativo, pero en los barómetros del CIS tampoco lo hemos visto. No estamos entonces tan solo ante un problema de voluntad política (que también), sino ante uno más grave de concienciación ciudadana. Queda mucho trabajo por hacer, pero para eso estamos.

Foto: 20 Minutos.



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