Guadalquivir


Recomiendo a todos la película GUADALQUIVIR. Una maravilla. Uno sale del cine con más ganas de vivir la vida, de ir a la naturaleza a descubrirla, a protegerla, a amarla. Como dice su guionista, el biólogo Fernando López-Mirones, es algo histórico ya que un filme sobre naturaleza no llegaba a las salas españolas desde el mítico “Alas y garras” del gran Félix Rodríguez de la Fuente. 

Guadalquivir tiene como protagonista a un zorro, un pequeño carnívoro que emprende un viaje desde las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas hacia la desembocadura del gran río movido por el instinto de supervivencia y enfrentándose en el camino a gran cantidad de vicisitudes como el hombre o el lince. Flamencos, espátulas, cigüeñas negras, águilas, ginetas y muchos más viajeros le acompañarán en la aventura.


En mi opinión, es un largometraje visualmente impactante, con escenas tan enormemente bellas que permanecen en la retina, una música vibrante, una voz llena de matices como la de Estrella Morente y, sobre todo, con una historia muy bien narrada cuya prosa poética repleta de metáforas exquisitas despierta la emotividad del espectador desde el inicio hasta el fin. Frases como “La marisma refleja el rostro del cielo” o “El agua helada que duele. El juicio final del invierno” nos ponen delante de una obra de gran calidad literaria.

Confieso que soy un entusiasta de los documentales de naturaleza, pero la persona que venía conmigo no y exclamó a la conclusión del filme, de 90 minutos, un rotundo “¿Ya ha terminado?”. Las sensaciones del resto de la sala eran similares. Es, en definitiva, una invitación a enamorarnos de nuestra tierra, de toda su belleza, de todos sus tesoros y de todas sus maravillas.

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